Rafael Mondragón
La siguiente semana leeremos un par de textos dramáticos y trabajaremos con textos de teoría del drama. Les recuerdo que para el lunes hay que leer El atentado de Jorge Ibargüengoitia; además, les pediré que lean fragmentos de obras teóricas que les dejaré aquí cada semana.

Como la vez anterior, habrá partes en las que revisaremos lo que ustedes leyeron, y partes donde expondremos cosas que ustedes aún no leen, pero que los invitaremos a leer; además, habrá partes que explicaré yo, y partes en donde contaremos con la participación de un dramaturgo y director teatral: rápidamente les cuento que el plan es que ustedes y yo trabajemos juntos teoría de la trama y teoría del personaje dramático, y que nuestro invitado trabaje con ustedes teoría de los géneros a partir de las obras teatrales que vayan leyendo

I. Antes que nada, hay que despejar un equívoco: el teatro y la literatura dramática no son exactamente la misma cosa:
  • El teatro no sólo es el texto literario: está compuesto del texto dramático más el espectáculo. Hablamos de obra teatral cuando apelamos a un espectáculo que se nutre parcialmente de la literatura (el texto dramático), pero que también está creado a partir de otras cosas.
  • Por otro lado, el texto dramático es una obra de literatura (es decir, está compuesta sólo de lenguaje); tiene coherencia en sí mismo, independientemente de su representación, y puede ser analizado literariamente, independientemente de su posibilidad de llevarse a la escena. Hablamos de obra dramática cuando analizamos el texto dramático exclusivamente en cuanto creación de lenguaje, es decir, literatura.
Una y otra están en relación, pero son cosas distintas. Aquí trabajaremos exclusivamente en el análisis de la obra dramática, porque el análisis de la obra teatral requeriría otro tipo de metodologías.

El lenguaje de las acotaciones en el texto dramático conforma el principal pasaje entre una dimensión y otra: le da "virtualidad teatral" a la obra dramática; ayuda a entender la perspectiva de la obra, y a leer el texto dramático desde el punto de vista de su posible teatralización.


Ahora bien, ¿qué tipo de obra literaria es la obra dramática? De las muchas cosas que podríamos decir, quiero, al menos, que pongamos atención en tres elementos básicos:
  • En una obra dramática, el mundo ficcional se entrega a nuestros ojos de manera directa; ésta es la principal distinción entre drama y relato (recordarán que en el relato el acceso a ese mundo está mediado por la perspectiva del narrador). El drama es, por ello, más participativo, y más cercano a la experiencia del mundo real: requiere que pongamos atención para entender el sentido de las cosas; pues las cosas tienen, efectivamente, sentido, pero ese sentido aparece disperso, como descoyuntado, y requiere una manera distinta de 'leerlo' y apreciarlo. ¡Fíjense en lo que dice Santayana dentro de las copias que les pasé!
  • Ello tiene que ver con un segundo elemento: para que las cosas se nos den de manera directa, es necesario que pasen en el mismo tiempo en que las estamos viendo; por ello, el tiempo favorito de la enunciación dramática es siempre el presente. En el relato, nos cuentan que algo pasó; en el drama, vemos cómo está pasando. El presente tiene que ver con la acción.
  • El lenguaje del drama es predominantemente apelativo: ello quiere decir que las palabras están dirigidas a provocar acciones en quien las escucha, quieren provocar la existencia de algo que no ocurría. Las palabras interpelan constantemente a los personajes de ese mundo, hacen que esos personajes se involucren y actúen. No sólo expresan: provocan. Ellas son medio para la acción, y quieren ser, ellas mismas, acciones. Como nos dijo David Herce en su clase, el centro del drama está justamente en la creación de una poética de la acción. ¡Ojo con el tema del escándalo, el asombro y el suspenso en las copias que les pasé!
(Estas ideas son extractos del capítulo I de Nueva interpretación y análisis del texto dramático de Juan Villegas, un libro breve y sencillo que les recomiendo como primer acercamiento a estos temas) (las copias de David Herce son excelentes para acercarnos a este tema desde el punto de vista de los creadores).


II. En la primera parte de cada una de las dos sesiones siguientes, revisaremos partes fundamentales de La vida del drama de Eric Bentley, que es la obra clásica por excelencia para entender el arte dramático. Para la próxima sesión, les pido que traigan leído e impreso el capítulo I, "Trama", que pueden bajar de aquí en caso de que no lo encuentren en la biblioteca. Les advierto que la calidad de las copias no es muy buena... Les llevaré un ejemplar en mejor estado el siguiente lunes. ¡Mucho ojo! Bentley es un crítico teatral: dirá muchas cosas que pueden sonar escandalosas, y no tendrá la sistematicidad que encontraron en Luz Aurora Pimentel; usará mucho sus intuiciones.

III. Les iré dejando aquí algunos textos básicos, a manera de bibliografía complementaria de las siguientes sesiones: por lo pronto, un manual breve y sencillo para entender teoría de los géneros teatrales (demasiado sencillo para mi gusto) es Análisis del drama de Claudia Cecilia Alatorre.



¡Saludos!

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4 Responses
  1. gracias rafa. Oye podrías también subir un par de bibliografias más sobre teoria poetica paralos que en un futuro seguiremos con eso?

    gracias! Joaquin


  2. Claro que sí, Joaquín. ¡Saludos!


  3. Ethelmar Says:

    Cuando discutimos sobre los temas a desarrollar y teatro quedó como uno de ellos, me emocioné porque creí que podríamos ver un poco de teatro griego. ¿Tiene que ver con la diferencia entre teatro y literatura dramática? ¿por qué no lo veremos? :c


  4. Ethelmar: no veremos teatro griego por la misma razón por la que no veríamos teatro polaco o norteamericano: sólo tenemos dos clases, y se trata de ofrecer orientaciones de tipo teórico para que ustedes sigan leyendo por su cuenta. Es una lástima, pero no podemos profundizar en todo. Las obras elegidas tienen como función hacer más clara la teoría que vayamos leyendo, pero no pueden sustituir una clase de historia del teatro. Si quieres aprender más sobre ese tema, te recomiendo que leas Las edades de oro del teatro de MacGowan y Melnitz.